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En diálogo con COMUNA Diego, militante de Agrupación Marplatense de Cannabicultores, comentó sobre su agrupación, el cultivo de marihuana, su uso medicinal, la legislación actual y los prejuicios sociales.
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¿Cómo se formó la agrupación?
Somos una ONG y se formó con papeles hace un año y medio, a fines del 2011 nos dieron la personería jurídica. Le tuvimos que dar una vuelta porque no puede haber sociedades cannábicas en nuestro país. No puede haber una asociación que tenga como objeto el estudio del cannabis, o que lleve su nombre, porque es ilegal, no puede decir ni cannabis, ni marihuana.
¿Y cómo se llama la ONG?
Nos llamamos “Herboristas Mar del Plata”, el objeto es el estudio y la difusión de plantas medicinales.
¿Dónde funciona la organización?
En Italia y Chacabuco está nuestra sede. Nosotros nos reunimos desde hace cinco años ya. En un principio eran reuniones informales comiendo asado en distintas casas. A partir de ahí empezamos a reunirnos semanalmente y surgió la necesidad de un lugar, para no depender de la casa de alguien. Entonces uno de los chicos que viene de una agrupación anarquista nos ofrecía usar el espacio una vez por semana. Empezamos yendo sin pagar nada, al año empezamos a pagar a medias el alquiler, después los anarquistas no fueron más y nos hicimos cargo del alquiler.
¿Cuáles son los reclamos básicos que tienen?
En realidad lo que hacemos nosotros no sé si es tanto el reclamo. Sí tenemos una parte política, pero sabemos que por ese lado no va a haber un cambio. La ley no va a cambiar porque hagamos presión política. Para nosotros el cambio se va a dar cuando se empiece a naturalizar y se vea en la calle, cuando ya no sorprenda a nadie ver a alguien fumando en la calle, o ver una planta en la casa de un pariente. Yo creo que eso va a hacer que se naturalice tanto que la legislación quede obsoleta y se caiga.
O sea que la función principal sería la socialización de variados conocimientos que tienen respecto a las plantas.
Exacto. Abrimos lunes, martes y jueves. Los lunes hacemos un día abierto para la gente que se quiere arrimar para saber de qué se trata, o al chico que quiere empezar a cultivar y no sabe cómo. También se acerca mucha gente por el uso medicinal. El martes hay reuniones únicamente para socios, y ahí se habla mucho más sobre cultivo, entre gente que cultiva hace mucho tiempo se comparte información y se hacen proyectos de cultivo dentro de la agrupación.
¿Ustedes tienen algún material de difusión?
No, todavía no. Estamos siempre ahí que queremos, pero se complica porque es todo ad honorem, nadie recibe nada. Lo ideal sería abrir todos los días de la semana todo el día, ese es nuestro objetivo.
¿Tienen algún subsidio como ONG?
Nunca hemos tramitado nada, por cuestiones de tiempo. Hay partidos políticos que quizás de arrimarnos podríamos llegar a conseguir algo, pero por ahora nos manejamos con las cuotas de los socios.
¿Cómo se organiza la ONG?
El alquiler sale de la cuota de los socios, que es de $30 por mes. Tratamos de que el cultivador se concientice y por más que no asista siempre que aporte esos $30, que nos ayudan y nos hacen crecer. Por ejemplo, ahora para la próxima marcha que realizaremos a principios de mayo hay que hacer banderas, folletos. También se dedica tiempo, no parece pero el tiempo que se dedica es plata. Ir a la radio, a la tele o al diario; por ahí te llaman para ir el lunes a las 10 y estás laburando.
¿Cuál es la consigna de la marcha?
La marcha es a nivel mundial, el primer sábado de mayo. En realidad se llama marcha porque es el nombre a nivel mundial. Acá es una concentración, en la plaza San Martín, frente a la Catedral. La consigna a nivel mundial es la legalización. Nosotros acá no vamos tanto por ese lado, sino por la naturalización. Tratamos de que la gente se acerque, que sepa que puede pasar un buen rato y que se junta con mucha gente que consume y ni se lo imagina. Sucede que hay gente que dice “no, yo no me quiero mostrar, no le quiero contar a mi familia”, inclusive hasta a amigos. Mucha gente que se sigue escondiendo. Mostrarse ayuda a que se naturalice. Hoy hacemos un taller de hash, es la extracción de la resina de la planta. Los talleres son abiertos, tratamos de hacer uno cada 20 días, algunos los repetimos. Siempre publicamos la información en Facebook.
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¿De ahí no se sacan las tintas que se usan como calmantes medicinales?
Las tintas las hacemos con alcohol básicamente. Podés hacer tintura, crema o aceite. Hacemos las tres cosas. Para hacer la tintura usás o manicura –las hojitas chichitas que le sacás a las flores, bien resinadas- o las mismas flores. Eso se pone en alcohol, se deja macerar una semana, se filtra y se deja evaporar el alcohol al porcentaje que vos quieras. Eso sería lo más simple y lo más rápido. No termina de estar muy bueno por el porcentaje de alcohol que le queda. En uso prolongado que vemos es acidez, o hay gente que no puede consumir alcohol.
O sea que de alguna manera hacen investigación. ¿Trabaja con ustedes, por ejemplo, algún biólogo?
Sí, hay de todo. Lo que no tenemos todavía es un médico. Había un médico que falleció el año pasado, que les decía a sus pacientes que existíamos y que buscaran por ese lado. Era un especialista en dolor, entonces la gente se arrimaba, pero no sabían dónde caer. Por ahí gente de 70, 80 años que decía “a mí me lo recomendaron, pero ¿tengo que salir a la calle a gritar para pedir?”. Con el tiempo se enteró de nosotros y nos iba recomendando, siempre estábamos por juntarnos pero nunca pudimos hacerlo. Pero estaría buenísimo que un médico se interese en el tema para desarrollarlo.
Ustedes ven medio imposible que cambie la ley. ¿Qué opinan de Uruguay?
En Uruguay todavía no pasó nada, dicen que va a pasar. Acá en Argentina el consumo no está penado, lo que está penado es la tenencia, lo cual es contradictorio porque para consumir primero tenés que tener.
¿Y qué se considera tenencia?
Tenencia es cualquier cosa.
¿Una planta, una pipa?
La pipa es un gran tema. Si te para la policía y vos tenés una pipa no te puede hacer nada. Vos le podés discutir, plantarte y decir “la pipa es mía, no te la llevás”, lo mismo que los papeles, eso es tuyo y no se lo pueden llevar. Eso hay que tenerlo en cuenta, también depende de la situación y las ganas que tengas de pelearte con un policía. La carátula que se aplica casi siempre es ‘tenencia simple’, eso significa que te agarran con algo y la justicia no puede determinar si es para consumo o para venta.
¿Puede ser un porro armado?
Depende el juez que te toque. En Mar del Plata las cosas, dentro de todo, están bastante bien en ese sentido. Al consumidor y al cultivador no se lo persigue, salvo en casos puntuales. Inclusive hoy salió un dictamen de la Fiscalía General Federal sobre una causa de una persona que agarran con seis plantas diciendo que no se lo mantenga detenido porque, por las características del cultivo, no es para comercializar entonces esa persona debería estar libre. Eso es un dictamen de la Cámara de Apelaciones presentado por el Fiscal General Federal, eso tiene mucho peso. Se distinguen los casos de cultivo para consumo propio o para venta.
¿Cómo está la situación en Argentina con los proyectos que se habían presentado?
En Argentina el año pasado se había llegado a una audiencia pública en Cámara de Diputados para que las partes interesadas presentaran y opinaran para hacer una nueva ley. Supuestamente luego de esa comisión tenían que dar dictamen de ley, elaborar un proyecto de ley y pasarlo a Diputados. No se obtuvo dictamen, ni siquiera hubo proyecto de ley, entonces no hay nada que tratar. En mayo como siempre está la marcha y es tiempo de cosecha y hay muchas detenciones, movimiento y se habla más del tema, el gobierno levantó el guante, vio que había toda una movida y llamó a audiencia pública a ver qué pasaba. En la audiencia se presenta gente que está a favor, gente que está en contra, gente objetiva, médicos, la Iglesia, nosotros también fuimos y expusimos nuestros pareceres. El gobierno tanteó, instaló el tema, salió en muchos programas de televisión, vieron que no tenía rédito y dijeron “esto no se trata, no se toca”, y quedó ahí. Este año, supuestamente, a partir de mayo que vuelva a pasar la misma secuencia, que pase la marcha, y si somos un buen número y tenemos peso, se podría volver a hablar del tema. Todo depende del ruido que haga el movimiento cannábico. Yo soy muy crítico, lamentablemente no tenemos peso, no hay nada bien constituído. En todo el país hay dos asociaciones legalmente constituidas, nosotros y en Rosario. Hay muy poca militancia en el tema si hoy en día, supuestamente, el 8% de la población consume, según el censo de 2010 del INDEC. Es poco, aunque depende de la zona, en otros lugares hay mucha más represión. En el norte si te agarran con un porro quedás adentro. Acá eso no pasa.
De fondo es una cuestión de clase porque acá la policía no te para por un porro, el porro nunca fue un problema sino que es la excusa, ¿tienen una posición en relación a eso?
Si, está relacionado con eso. Si vas en una bici, o en moto, gorrita y pantalón deportivo, ya está. Me atrevo a decir que no sería lo mismo si agarran a dos personas de distintas características con la misma cantidad, no pasaría lo mismo. Muy probablemente al pibe que anda con capucha se lo lleven detenido, mientras que a alguien blanco, rubio se lo saquen y le digan “andá a tu casa”. Lo mismo con el cultivo, no es lo mismo que agarren a una persona con un cultivo de cinco plantas en un departamento en el centro que en una zona periférica.
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¿Les parece que la naturalización del consumo y del cultivo reduciría esas cuestiones?
Yo creo que sí va a ayudar, pero el que debería hacer el apoyo al cambio es la persona de clase media o de un mejor nivel sociocultural, esa es la persona que debería salir, dar la cara y decir “momento, yo soy profesional y yo también consumo y cultivo”. Yo creo que ahí la clase media se tiene que hacer cargo y salir. Por lo general el más activista es el de clase baja, el de clase media-alta es muy raro que se involucre en el tema. Consume, pero la familia no lo sabe. En la clase baja se naturaliza con la familia, teniendo chicos, y hasta lo lleva con orgullo. Generalmente se ve así.
¿Cómo es la cuestión de la ONG respecto a esta situación, tienen llegada a los barrios periféricos?
No, se nos hace muy difícil por el tema de los tiempos. Sí se nos acerca mucha gente que tiene otros consumos y que dice que gracias a la marihuana han dejado el alcohol o la cocaína, eso pasa un montón. Lo que también pasa es que hay gente que viene acá una o dos veces y no vuelven más, no hay constancia.
¿Cómo entienden ustedes al cannabis? Hay gente que todavía lo asocia a drogas que generan adicción.
Claro, la famosa puerta de entrada, el primer escalón. Eso es una mentira, podemos decir que es más puerta de entrada el alcohol. Es una estupidez tan grande como decir que la gente que consume azúcar también está en la puerta de entrada, porque es un estimulante. No hay nada comprobado científicamente. Lo que nosotros vemos es que la gente que consume marihuana se aleja de las drogas duras. Lo que pasa con la prohibición es que por eso se las asocia. Otro de los puntos es que vas a comprar marihuana y te dicen “no, no tengo, tengo cocaína”, le decís que no, y por varias semanas te dice lo mismo. Llega un momento en que querés consumir algo y el tipo sólo te ofrece eso y lo terminás consumiendo, eso es lo más cercano a esa teoría. Pero lo causa la prohibición, no lo causa la sustancia.
De hecho pasa en barrios pobres el acceso fácil a drogas como el paco, y no tanto a la marihuana.
Por supuesto, también porque es adictivo, una vez que te enganchan ya saben que vas a ser un cliente siempre. Con la marihuana eso no pasa. Yo hace 15 que fumo, por ahí he tenido rachas de fumar todos los días, y hay épocas en que paso un mes sin fumar y no estoy caminando por las paredes ni desesperado por consumir. El clásico cultivo exterior va de septiembre hasta abril, en abril se cosecha, entonces en estos meses hay mucha cantidad de flores, y mucha gente se acerca a compartir su cosecha. Quizás esa gente que cultivó fumó regularmente hasta julio o agosto y consumen muy poco hasta volver a cosechar el año siguiente. No andan desesperados, robando y matando para poder conseguir más marihuana. Hay un montón de gente que tiene una plantita y por ahí fuma los fines de semana o una vez cada tanto. El otro tema de la prohibición que va más allá del cultivo es esa persona que quiere consumir una vez cada tres meses, la estás privando de ese consumo y la estás obligando a meterse en un mercado ilegal, y por ahí es una persona que consume muy esporádicamente. Nosotros creemos que a esa persona hay que darle todas las opciones de cultivo y de compra también. A quienes no tengan un espacio de cultivo o conocimiento para hacerlo y consumen esporádicamente hay que darles la posibilidad de un espacio donde comprar –regulado si se quiere, como los lugares que venden alcohol o tabaco-. Esa persona debería poder arrimarse a un lugar seguro y donde sepa qué es lo que está comprando, que sea de calidad y no le afecte la salud, como sí pasa en el mercado ilegal de tráfico. No todas las variedades de marihuana son iguales, hay algunas que te calman y te tiran a dormir y hay otras que tienen un efecto más activo. Uno debe saber qué está consumiendo.
¿Eso depende del tipo de flores o de cómo la cultives?
Depende de la variedad de la planta que tiende a un efecto en particular, dentro de ese efecto también uno puede jugar un poco según cómo la cultives para que sea más relajante o más activa.
¿En qué países es legal? ¿Holanda?
No, en Holanda no es legal. Lo que tiene es una legislación más flexible, y hay cierta naturalización. Allí se consigue marihuana en los Coffee Shop, pero en esos lugares no se puede vender alcohol, también hay una regulación en cuanto a la cantidad que puede haber en cada local, algo así como unos 100 gramos, nada, que está claro que hay más que eso, pero no hay allanamientos ni nada por el estilo. El impulsor de la prohibición fue Estados Unidos en el año 1936, pero en Nueva York es legal el consumo de marihuana, y en unos nueve estados es legal para uso medicinal, con usuarios registrados. También es legal en Corea del Norte. En Israel es legal el uso medicinal y ahora están viendo si se puede vender sin ningún tipo de restricción. En España se venden las semillas, tiene una legislación muy parecida a la nuestra pero no pasa nada si te agarran consumiendo.
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“Es justo que los pueblos esperen todo bueno de sus dignos representantes; pero también es conveniente que aprendan por sí mismos lo que es debido a sus intereses y derechos», decía Mariano Moreno. Si la ley no cambia, deberá cambiar la sociedad, deberá cambiar su modo de ver ciertas cosas. Así como en otros tiempos era impensable que se aceptara el matrimonio igualitario, el trabajo militante logró establecer otras formas de relación. Vemos que la práctica termina instituyendo prácticas. De igual manera deberá suceder con el consumo y el cultivo de cannabis, pero para instaurar esta práctica será la clase media la que deberá hacerse cargo y dejar de lado su hipocresía.
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Fiesta Negra y Naranja Mecánica
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Extras:
Facebook: https://www.facebook.com/agrupacionmarplatense.decannabicultores
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